sábado, 7 de julio de 2007

Padrinos por la Vida


A propósito de la nueva madrina Presidenta, propongo crear una asociación de Padrinos por la Vida.

Que gran reconocimiento merecen las mujeres que, con amor heroico por su hijo, llevan a término un embarazo no deseado, derivado de la injusticia de relaciones sexuales impuestas por la fuerza o el hedonismo. Hago referencia no solo al contexto de la violencia física, sino también a las situaciones ocasionadas por la cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sexual de las mujeres, muchas veces induciéndolas desde niñitas a caer en ambientes de corrupción.
Como lo mencionara Juan Pablo II en su Carta a las Mujeres en 1995, “en semejantes condiciones, la opción del aborto, antes de ser una responsabilidad de las mujeres, es un crimen imputable al hombre y a la complicidad del ambiente que lo rodea”.

Con estas reflexiones, ¿Qué debería hacer nuestra sociedad?

1. Reconocer y apoyar a las mujeres que llevan un embarazo que no han deseado. ¿Cómo? a) Con apoyo psicológico y emocional. Hay instituciones y personas dispuestas a ayudarlas y apoyarlas. Entonces habrá que promover y beneficiar a estas instituciones. b) Con ayuda material que puede ser a través de un “padrino o madrina” que quiera respaldar esta nueva vida. Propongo crear una asociación de Padrinos por la Vida. c) Con apoyo médico asegurado para la madre y futuro apoyo académico para el hijo (beca escolar). Si una madre está en esta situación requiere de nuestra ayuda.

2. Darnos cuenta de que el ambiente actual DEBE cambiar para promover una educación del sexo con responsabilidad. Las empresas también deberían ser socialmente responsables en este campo y no contratar empresas de marketing que abusan del cuerpo y de nuestro instinto animal. Lo mismo para los medios de comunicación y los programas de televisión.

3. Los padres, primeros educadores de los hijos, no podemos delegar esta inmensa
responsabilidad en el Estado, quien se ha puesto por objetivo reducir la pobreza y sus problemas incluso a costa de vida de nuestros hijos por nacer (al puro estilo hitleriano).

viernes, 6 de julio de 2007

domingo, 1 de julio de 2007

Carta de un no nato a su Mamá


Querida Mamá:
Hola Mamita, soy tu hijito. ¿Me recuerdas? Yo se que sí, porque si bien no habito en tu corazón ni duermo en tus brazos, estoy en tu conciencia y en los remordimientos que no te dejan dormir; por eso te escribo esta carta pues porque esta noche me llamaste y entre lágrimas me pedías perdón. Tu me sentiste muy junto a ti y mis manos recogieron tus lágrimas, con mucho más amor que la enfermera limpiara las huellas que dejara mi sangre, para escribir con ellas escribo esta carta y la puedas leer cuando llegue el alba. Sé por qué me mataste: quien debió haber sido mi padre estaba lejos del país. Tú te sentías sola porque él estaba muy ocupado. En su ausencia, surgió otro hombre. De esa relación fui engendrado yo. Nunca olvidaré los meses que en tu vientre me abrigabas, muy cerca de tu corazón. ¡Me sentí tan seguro y amado! ¡Comprendo que no me desearas; pues, qué pensaría papá a su regreso! Había que blanquear el desliz matando al delator, y ese era YO. Por entonces, no quise saber de las discusiones con tu amante. ¡Qué peleas, hasta que le arrancaste el dinero que costó mi muerte! A todo le ponen precio, hasta el asesinato de un inocente. «¡Qué caros son los abortos!», te oí decir. Pero tu egoísmo no te permitió escatimar el valor de tu confort. ¡Mamá quien lo creería tú que no eras capaz de matar un pequeño conejo y menos un pollito…! Pero no he desaparecido, tú me sientes, pues Dios me infundió un alma eterna en el mismo momento en que fui concebido. Quiénes son los hombres para interponerse al plan de Dios, tú no sabes acaso que Dios me confiaba a ti y que me había dotado de talentos muy singulares, destinados a construir tu felicidad y la de muchos hombres. Este crimen no se puede justificar, solo perdonar. Perdono a mi papá por haberme engendrado en la irresponsabilidad, empujado por el instinto y no por la razón. También perdono al que, vestido de blanco, se manchó con mi sangre. ¡Qué dolor cuando me punzó con aquella enorme aguja y después me despedazó a sangre fría! Sé que tú nunca olvidarás el ruido de aquella aspiradora que se tragó mi cuerpecito a pedazos. Sé que te causó un trauma que llevas en secreto tratando de pensar que no fue nada. Sí, era algo. Era alguien, era yo, tu hijo. Me arrancaron de ti, porque era parte de tu cuerpo, de tu vida y de tu ser, como se arranca un fruto verde de la rama, desgarrándote; como le quitan a la concha la perla, rompiéndote. Desde aquí, perdono a todos los que le pidan con arrepentimiento perdón a Jesús, pero solo cuando laven sus conciencias de mi sangre inocente con la Sangre del Inocente del Calvario, solo así encontrarán perdón y paz. Solo así les dejaré en paz, porque quiero devolverles bien por mal y así me puedan conocer, un día, cuando caigan las máscaras de la vanidad e hipocresía, cuando ya los velos de la tierra se desgarren y nos encontremos en la luz de la eternidad. ¡Mamá, mi sangre inocente, unida a la de Jesús, quiere ser redentora de tal crimen! Yo se que tu misma no llegas a perdonarte, pero ya sabes, Jesús y yo ya te perdonamos. Lo único que Él nos exige es el arrepentimiento. Pero no un arrepentimiento desesperado como el de Judas que lo llevó al suicidio, sino el arrepentimiento confiado como el de San Pedro que lo llevó a la conversión. ¡Soy niño! Me parezco más a ti que al seductor con quien andabas. ¡Cómo me vas a olvidar, si yo a cada momento pido a Dios que borre esas pesadillas que turban tu descanso y te dan muerte en vida! Por eso, ¡que alegría cuando encuentres un sacerdote, y con entrañas de misericordia te reconcilie con Jesús levantándote la excomunión! ¡Mamá, deja que Dios haga su obra de amor en ti y a su tiempo irás sanando. Soy testigo Mamá de tus largas noches en vela, de tus sobresaltos y angustias. Sé que luchaste mucho en tu interior sobre la decisión de abortarme; el conflicto moral y psicológico era gigante. En el fondo me amabas, pero más fuerte fue el miedo. Sé que me amabas, pues aun sueñas conmigo y más de una vez te has preguntado con remordimientos, si soy niña o niño, piensas cómo sería hoy día y qué alegrías te hubiera traído, cuando ves a los niños que tendrían mi edad, me comparas, me imaginas y tu corazón en ves de dilatarse en efusiones de amor y alegría se acongoja y lloras lágrimas frías, son lágrimas de Raquel que llora su hijo que ya no está. Mientras te estoy escribiendo, cerca de mi está José. Lo mató su mamá porque ella pretendía estar demasiado joven e inmadura para ser madre y no quería que sus compañeras de Colegio se burlaran de ella. Tampoco él recibió nombre alguno de sus padres pero sí de Dios, quien nos ama infinitamente. Tengo tantísimos amigos que corrieron la misma suerte. A Manuel lo abortaron porque su madre fue violada. El odio y el dolor resultante lo descargaron sobre el pobre inocente. Él se pregunta: «¿Por qué si mi mamá no amaba al hombre que la violó, me mato a mí, que la hubiera amado siempre y jamás me hubiera avergonzado de ella?» Considero que los hombres no acepten la pena de muerte para los criminales y violadores, pero ¿por qué aprueban la pena de muerte para nosotros inocentes..? A María le quitaron la posibilidad de vivir porque en su casa eran ya muchos hermanos. Ella a veces se pregunta que si la cuestión estaba en calcular por qué no mataron a su hermano mayor que no era más que un perezoso comilón, poco inteligente y bribón. Ella tenía cualidades que había heredado de su inteligentísimo bisabuelo materno y los talentos artísticos de su tatarabuela paterna y como Santa Catalina de Siena que fue la menor de veintidós hermanos, ella también tenía un destino grande dentro del plan de Dios. Cuántos obstáculos surgieron cuando, con sorpresa, se dio cuenta la Srta. Ingrid que en su vientre crecía un pequeño Ángel. No se atrevía anunciarlo a sus papas, porque ellos muy severos le habían dado educación esmerada y no tenía aun el diploma; sus «amigos», y sobre todo «el amigo»,le dieron todos los consejos que ofenden la razón y no quiso oír una voz que le decía que después que naciera lo confiara en un lugar que le ofreciera la familia que ella le rehusaba; no quiso seguir el ejemplo de la mamá de Moisés que con sagacidad y astucia salvó el suyo poniéndolo a la merced de una princesa, y así a orillas del río Nilo comenzó el camino del que libero a Israel. Ella prefirió hundirlo en un mar rojo de sangre y lo envió por un camino sin retorno. A Susana no la dejó llegar la influencia maléfica de un médico que en nombre de la ciencia, pretendió que estaba enferma, como si la muerte fuera la solución del problema y se equivocó: Susana es bella y la medicina no es ciencia exacta, sino la ciencia que debe servir la vida y no los intereses de tantos sicarios. A Isabel no le dieron posibilidad de ser parte de una familia importante porque su Mamá no tenia marido y ellos temen más la mirada crítica de la sociedad que a su dedito acusador el día del juicio final. Cómo se equivocan. Además pretendían que ser mamá le impedía ser mujer. ¿Como será eso…? Los abuelos de Diego le dijeron a su mamá ¿qué era lo que tenía para ofrecerle?, ella vio que nada había en medio de su pobreza y se olvidó que el sólo ansiaba amor y a su turno poderle dar a ella lo que no le pudo ofrecer a el. Ella hubiera visto cómo se disipan las sombras por la mañana si Diego hubiera sonreído en su cuna, con ella habría disipado también las sombras de la pobreza. Qué sonrisa tiene mami, si la vieras…! El no venía a molestar sino a darle mucho amor, Dios sabia cuánto necesitaba esta mujer a Diego, por eso se lo enviaba El, como decían los abuelos, para que le traiga el pan bajo el brazo. En un pesebre y no en cuna nació un Niño, y no fue a pesar de la pobreza sino tal vez gracias a ella que salvó al mundo. El Patrón de su mamá, me contó Inés, le quitaba el trabajo y el sustento si ella venía y solo le dio opción y dinero para que la abortara. Su mamá está triste porque no está con ella y muchas fábricas se cierran porque ya no hay bebes. Como Moloc devoraba los hijos de los Cartagineses, el monstruoso capitalismo devora la sociedad. Muchos son los que la ley de los hombres le prohibieron aumentar la alegría y el numero de hijos en las familias de China, pobres Madres en que penas las sumieron; pero con horror pienso en aquellas crueles esposas que teniendo todo, un hogar y una familia, recurrieron a la permisividad de la cruel ley, sin excusas ni circunstancias atenuantes. Muchos se aprovechan de la confusión, del temor, del egoísmo y tantísimas causas de estas tristes situaciones de Madres azoradas para que sus «productos» sirvan en los experimentos científicos para la «salud de la humanidad», o en la industria de los cosméticos trasformados en pomadas humectantes para la piel. Aquí en el Reino de Dios, solo entendemos el lenguaje del amor; por eso, no comprendemos esos «argumentos» acerca del aborto; por mala conformación del feto; por violación; por dificultades económicas de los padres; inmadurez de los papas; la prioridad del diploma; porque tienen otros objetivos en la vida; porque no estaba planeado; porque es mejor un niño muerto que un niño pobre; por no querer más hijos; porque la familia pequeña vive mejor, etc. Más cruel que mil tsunamis son las leyes que legalizan lo inexplicable. Me cuentan que ni Hitler ni Stalin, han realizado tan brutal y desmedida masacre. Aquí en Colombia ni las guerras entre liberales y conservadores, ni las innumerables acciones de guerra y guerrilla han derramado más sangre inocente que los abortos. Los que en esas circunstancias murieron, pobres ellos, al menos conocieron la luz y se fueron con un nombre, tienen quienes honran su memoria y les hacen monumentos, pero a nosotros nos cubren sino con la lápida del silencio y la indiferencia… ¿Será porque no tenemos nombre?. Pero tenemos un alma, capaz de amar y conocer que ya me animaba desde la miniatura de mi físico, pero era inconmensurablemente grande por mi alma. Con los abortos se ha privado a la humanidad de brillantes poetas, sacerdotes, médicos, filósofos, músicos, pilotos, artesanos, campesinos, estadistas, pintores, arquitectos, santos y santas. A mí todos me dicen que quizá hubiera sido un habilidoso cirujano o un virtuoso pianista. Cuando nos reunamos, Mami, ¡ya veras qué manos tengo! Lo que más me agrada es cuando me dicen «¡tu mamá tiene que ser muy hermosa!». No llores, Mamá. Confía en Dios hasta que nos volvamos a ver. Verás que borraré de tu cara todas tus lágrimas con una sonrisa mía, que no es más que el espejo de la tuya, antes de pasar lo que pasó.¡Ah!, se me olvidaba, aunque me consumo por verte, no te des prisa en venir, pues mis hermanos te necesitan. Hazles a ellos lo que nunca pudiste hacerme a mí. Fíjate que cuando bañas a mis hermanitos o los amamantas, no sé, me entra un poquito de añoranza de todo lo que pudo ser y no fue. Me hubiera gustado ser amamantado con la leche de tus pechos; ser acariciado por esas manos tuyas tan lindas y tan semejantes a las mías, manos de cirujano malogrado. Quizá te preguntas dónde estoy. No te preocupes, estoy en los brazos de Jesús que me amó hasta derramar su sangre por mí; El está muy triste y aun les dice a todas las mamás: «dejad que los niños vengan a mi». El si nos ama tanto como a sus coetáneos los santos Inocentes. En Él todos encontramos la Vida y le estamos eternamente agradecidos por habernos dado el ser, que ya es algo mejor que no haber sido. En san Mateo XVII 14 te dejó escrito que «la voluntad de su Padre es que no se pierda ninguno de estos pequeños». Como tu sabes Jesús nos dijo que no temamos tanto a quienes matan el cuerpo como aquellos que pueden quitarle la vida a nuestra alma con sus escándalos por eso al que escandaliza y mate la inocencia de los niños con una piedra al cuello lo lancen al río; hay muchas cosas en que el mundo actual es esbirro del espíritu de Herodes, que pervive en el: la televisión, los malos maestros y las malas compañías. Si algunos niños llegaron a ver la luz, estad vigilantes porque la saña del infierno irá contra él para que pierda lo más pronto posible la inocencia que le dio al nacer con el bautismo. Y termino pidiéndote un favor. No para mí, comprenderás, sino para otros niños: ¡que no los maten como a mí!, si conoces a una joven que quiera abortar o a un sujeto que monta campañas a favor del aborto o un médico asesino que se burla del juramento de Hipócrates, o una enfermera que se presta a ese crimen, recuérdales que Nuestro Padre que está en los cielos es único Señor de la vida y la muerte; que no lo hagan porque quien a hierro mata a hierro muere. Entonces acuérdate de nosotros y diles que no maten más. Que los niños le pertenecen a Dios. Grítales a todos que tenemos derecho a vivir como ellos y que, aunque nadie nos ame, tenemos derecho a vivir y amar. Y el último día no escucharás reproches sino que te dirá «ven bendita de mi padre, porque me iban a abortar y me salvaste». Tu le responderás que cuando le viste en tal circunstancia y El te responderá «Aquello que a un pequeñito le hiciste a Mi me lo hiciste». Acércate a la misericordia de la Divina Madre, ella tiene para ti un Corazón lleno de piedad, Ella sufrió angustias ante las dudas de su Esposo, pero Ella dejó hacer a Dios, Ella se confió plenamente a El porque sabia que nunca abandona a los que confían en El. ¡Te espero con mi corazón henchido de besos aún sin estrenar, que tengo guardados solamente para ti, y mis brazos para abrazarte y estrecharte por toda la eternidad!
Te quiero Muchísimo Mamá,
Tu hijito Nonato